Doctor Darío Fernández, sobre el tabaco: "Un fumador debería hacerse revisiones de boca cada seis meses, que miren sus labios, encías, lengua, mejillas y cuello"
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Más allá del conocido riesgo de cáncer de pulmón y de garganta, el tabaco es un enemigo silencioso que afecta a todo el organismo. Así lo ha explicado el doctor Darío Fernández, psicólogo clínico experto en tabaquismo de la Clínica Legazpi de Madrid, en el programa 'Poniendo las Calles' de COPE con Carlos Moreno 'El Pulpo'. El doctor ha desgranado las consecuencias menos evidentes pero igualmente dañinas del tabaquismo, afirmando de manera contundente que el tabaco "no deja ni un resquicio del cuerpo sin que deje su señal". El resurgir del tabaco español a precios récord evidencia la persistencia de un hábito con profundas implicaciones para la salud.
Uno de los primeros efectos se manifiesta en el pelo. Según Fernández, "la nicotina, que es un vaso constrictor, contrae los vasos sanguíneos" lo que dificulta que el cabello reciba los nutrientes necesarios. Esto provoca que el pelo pierda "su brillo, su color, su elasticidad", volviéndose más frágil y delgado. Además, se relaciona con un aumento de la alopecia e incluso con la aparición prematura de canas.
La piel es otra de las grandes damnificadas, sufriendo un envejecimiento prematuro acelerado. El doctor describe un "trío tóxico" formado por el tabaco, el sol y la contaminación, cuyo efecto es "destructivo". El humo genera radicales libres que oxidan la estructura de la piel, afectando al colágeno y la elastina. Esto se traduce en una menor flexibilidad y la aparición de arrugas marcadas como las patas de gallo y líneas verticales alrededor de los labios, además de provocar una coloración amarillenta en las uñas y dificultar la cicatrización.
El tabaco también obstruye los poros de la piel, lo que lleva a la aparición de puntos negros y espinillas que corren el riesgo de infectarse. Para mitigar estos efectos, el psicólogo clínico recomienda a los fumadores usar cremas ricas en antioxidantes que incluyan "ácido hialurónico, retinol y colágeno". Aconseja también "limpiar su cara cuidadosamente cada noche" y utilizar un exfoliante un par de veces por semana, finalizando con una crema hidratante.
El doctor Fernández advierte que el tabaco altera gravemente la microbiota de la boca, afectando a la lengua, las encías y los dientes. Favorece la aparición de caries al alterar el pH de la saliva y produce periodontitis, una inflamación que debilita la sujeción de los dientes. La vasoconstricción causada por la nicotina disminuye el flujo sanguíneo en las encías, lo que reduce la respuesta inmune y aumenta el riesgo de infecciones. También provoca halitosis y la disminución de saliva, favoreciendo manchas en los dientes.
Lo más alarmante es que "el tabaco es un factor muy predisponente para el cáncer de la boca", un problema sanitario de primer orden sobre el que advierten constantemente los oncólogos. Para una detección temprana, la recomendación del experto es clara: "Un fumador debería hacerse una revisión de la boca cada seis meses". Además, sugiere una autoexploración regular para buscar cambios de color o textura en "labios, encías, lengua, mejillas y cuello" y acudir al odontólogo ante cualquier anomalía, como una herida que no cicatriza en dos semanas.
El tabaquismo también golpea al aparato digestivo: disminuye la absorción de nutrientes, favorece el reflujo esofágico y aumenta el riesgo de enfermedades como la enfermedad de Crohn, multiplicando por cinco los problemas para una persona fumadora. En las mujeres, los estudios demuestran que "adelanta la menopausia de 1 a 4 años", aumenta los sofocos y los cambios de humor por la disminución de estrógenos, elevando también el riesgo de osteoporosis y sequedad vaginal.
Otro aspecto crucial es cómo interactúa con los medicamentos. La nicotina acelera el metabolismo de fármacos como algunos tranquilizantes, la heparina o betabloqueantes, disminuyendo su eficacia. Por ello, es vital que los médicos ajusten las dosis. Por ejemplo, en pacientes que toman Sintrom, "hay que ajustar la dosis a un 15 por 100 más si el paciente es fumador", una modificación que debe revertirse si deja el hábito para evitar riesgos.
La buena noticia, como recuerda el doctor, es que "dejar de fumar está lleno de beneficios" y muchos son casi inmediatos. A los 20 minutos disminuye la tensión arterial, a las 12 horas se normaliza el monóxido de carbono en sangre y a las 24 horas comienza a reducirse el riesgo de ataque cardíaco. Sentidos como el olfato y el gusto se recuperan rápidamente, ya que las papilas gustativas se regeneran cada 10 días una vez que dejan de estar expuestas al humo.
Los beneficios se extienden hasta la calidad del sueño. Dejar el tabaco mejora las fases profundas del sueño, disminuye los ronquidos y mejora la apnea. Por todo ello, y a pesar de que existen planes para reducir su consumo, el doctor Darío Fernández anima a buscar ayuda profesional para abandonar el hábito, algo que califica como "un buen propósito para este año que viene". Ofrece incluso una guía gratuita para ello en su página web, doctorDario.com.




